Dos dedos de frente y otros dos de espuma.

La espuma, el tipo de cerveza, la vajilla, la temperatura, el tiempo que va a tardar en ser servida… Lo de saber tirar una buena caña es un arte que todo consumidor cree saber ejecutar pero que exige de una técnica que, si bien no es comparable a la de un cortador de jamón, puede desnivelar la balanza para que un cliente se decante por un bar u otro. Algunos de esos secretos los están conociendo ya los 15 participantes del programa de la Fundación Mahou San Miguel, que tiene como objetivo introducir en el mercado laboral a desempleados en riesgo de exclusión social.