SELECCIÓN SEMANAL NOTICIAS PROFESIONALES – 30 de enero 2021 -FORO DE DAVOS: Xi Jinping inaugura Davos pidiendo multilateralismo: «el mundo no volverá a ser lo que fue en el pasado»


29 Ene . 2021

11 mins

RESUMEN SEMANAL

 

  • En China hemos conseguido erradicar la extrema pobreza y estamos siguiendo el camino hacia un país socialista moderno», aseguró. Ahora quieren fomentar una globalización económica «más abierta, inclusiva, equilibrada y beneficiosa para todos»

 

China llegaba al virtual Foro de Davos como la clara vencedora del 2020. Es la única gran economía que ha crecido. La pandemia, salvo pequeños brotes, la tiene por ahora controlada. Ha firmado el mayor acuerdo comercial del mundo con 15 países asiáticos y un pacto de inversión sin precedentes con la Unión Europea. Pekín crece, gana terreno y presume de ello.

«En China hemos conseguido erradicar la extrema pobreza y estamos siguiendo el camino hacia un país socialista moderno. Ahora desempeñaremos un papel más activo para fomentar una globalización económica mundial que sea más abierta, inclusiva, equilibrada y beneficiosa para todos», ha asegurado el presidente de China, Xi Jinping, en el discurso inaugural.

Nadie dudaba de que Xi sería la estrella -telemática- de la Agenda de Davos 2021. El presidente chino ha dicho que su país seguirá con su «política aperturista«. Pero, sobre todo, ha sido una palabra la protagonista en su discurso: multilateralismo. «El multilateralismo es la arquitectura básica que nos dará la eficacia para todas nuestras acciones coordinadas. El multilateralismo selectivo no debe ser la opción», ha repetido un par de veces Xi desde su despacho en el Gran Palacio del Pueblo de Pekín.

Es la primera vez en 50 años que este encuentro se celebra a través de las pantallas. Una cumbre que nunca había comenzado en un contexto con tantas incertidumbres, con la economía global golpeada por una devastadora pandemia. «Debemos construir una economía mundial a través de acuerdos de intercambio multilaterales y eliminar las barreras al comercio, a las inversiones y a los intercambios tecnológicos. Debemos reforzar el G-20 como un foro que pueda coordinar la gobernanza económica mundial y preservar la estabilidad de las cadenas de suministro», apuntaba.

Las palabras de Xi llegan unos días después de la toma de posesión de Joe Biden como presidente de Estados Unidos y de que China anunciara que su PIB creció un 2,3% en 2020, siendo el único país del G-20 que terminó el año en positivo. «Debemos dejar de lado los prejuicios, la arrogancia y el odio. Algunos países tienen que dejar de imponer sus sistemas sociales y culturales», ha dicho Xi.

«La historia avanza y el mundo no volverá a ser lo que fue en el pasado. Debemos establecer la cooperación macroeconómica para promover un crecimiento equilibrado y conjunto de la economía mundial. Estamos sufriendo la peor recesión desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Por primera vez en la historia, las economías de todas las regiones han sufrido un duro golpe al mismo tiempo, las cadenas de suministro mundiales paradas y las inversiones y el comercio bloqueados. La recuperación mundial está en peligro y el futuro es incierto. Debemos dar una respuesta conjunta y apoyar la macroeconomía para salir cuanto antes de este túnel».

Por primera vez, el presidente de la segunda economía mundial ha hablado de la nueva Guerra Fría entre China y Estados Unidos, aunque sin mencionar a los actores principales. «Una nueva Guerra Fría, intimidando a los otros, causando un problema en los suministros y provocando aislamiento, sólo llevará al mundo a la confrontación».

Hace cuatro años, Xi Jinping entró por la puerta grande en el Foro de Davos. Era la primera vez que un secretario general del Partido Comunista Chino (PCCh) intervenía en el encuentro anual de la élite económica mundial. Lo hizo días antes de que Donald Trump asumiera la presidencia de Estados Unidos. Entonces, Xi sorprendió defendiendo el multilateralismo y la globalización económica, así como advirtiendo de los peligros de una guerra comercial que comenzaría un año después con los aranceles de Trump a productos chinos.

«Aquellos que presionan por el proteccionismo se están encerrando en una casa oscura. Se han escapado de la lluvia y las nubes afuera, pero también han perdido la luz y el aire. Una guerra comercial solo provocará sufrimiento en ambos lados», advirtió el presidente chino.

Las relaciones bilaterales entre las dos economías más grandes del mundo pasan por su peor momento en las últimas cuatro décadas. Joe Biden llega a la Casa Blanca en medio de una crisis global y con su mayor rival -y su mayor reto- en pleno ascenso. El presidente estadounidense también hereda de su antecesor una nueva Guerra Fría en todo tipo de escenarios: desde el diplomático hasta la batalla por el dominio del ciberespacio. En la guerra comercial, Pekín y Washington sellaron hace un año una tregua parcial, firmando la llamada «Fase 1» de un acuerdo para reducir aranceles.

Estados Unidos se comprometió a reducir los aranceles adicionales a productos chinos por valor de 120.000 millones de dólares. A cambio, China aseguró que compraría bienes de manufactura, energéticos y servicios por valor de 200.000 millones durante dos años, y productos agrícolas por 50.000 millones. «La guerra comercial aún no ha terminado, esta es solo la primera ronda de un juego», ese fue el mensaje que lanzó entonces el Ministerio de Exteriores del país asiático.

Todavía está por ver cuáles son los primeros movimientos comerciales de la nueva administración Biden, pero la herencia que recibe es un enfrentamiento en el que, por ahora, China va ganando. Según desvela un artículo del Wall Street Journal, China superó en 2020 a EEUU como principal destino mundial de inversión extranjera directa. Según las cifras de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo publicadas este domingo, las inversiones de empresas extranjeras en EEUU cayeron un 49% el año pasado. La pandemia es la excusa. Menos para China, que ha visto cómo las inversiones directas de empresas extranjeras aumentaron un 4%.

Fuente; Lucas de la Cal, El Mundo, 25 de enero 2021

La cumbre de Davos, sin nieve, busca reiniciar el planeta tras la pandemia

En los años noventa, tuve la ocasión de asistir varias veces, como periodista, a la cumbre de Davos. Una cita en medio de la nieve, en la que los líderes políticos, empresariales y financieros de todo el mundo debaten sobre los problemas y las tendencias mundiales y hacen propuestas para enfrentarse a ellos.

Tenía una liturgia especial, con francotiradores instalados en las azoteas de los edificios nevados, mientras los participantes andaban como pingüinos con ropa de abrigo, bufandas y gorros sobre sus trajes. Había sesiones plenarias, mesas de debate, reuniones bilaterales, cócteles y cenas… y, sobre todo, muchos titulares y muchas imágenes que ocupaban los medios de comunicación de todo el mundo.

Reiniciar el planeta tras la pandemia

Este año, la crisis sanitaria no sólo ha impedido que la reunión sea presencial, sino que está pesando sobre sus contenidos. Hasta tal punto, que el título del encuentro es Reiniciar el planeta tras la pandemia, dando por hecho que 2020 ha sido un año perdido para la economía mundial y que el plan de reconstrucción debe pasar por tres compromisos: la sostenibilidad, la innovación y la cooperación global. El reinicio, un término asociado a los aparatos de las nuevas tecnologías, está ocupando los discursos de la mayoría de los líderes.

La ventaja de que las intervenciones se produzcan en remoto es que la gran mayoría de los líderes mundiales han aceptado participar en la cita de 2021 desde sus despachos respectivos. Salvo el presidente de los Estados Unidos, que tiene asuntos más urgentes que tratar, sólo una semana después de haber tomado posesión de su cargo. Pero, aunque no haya intervenido, Joe Biden ha estado presente en casi todos los discursos de sus colegas de todo el mundo (con los que está hablando por teléfono estos días), como un viento de esperanza para reconstruir todos los puentes de las relaciones internacionales destruidos por su antecesor, Donald Trump.

El mundo está inmerso en una dura lucha por el liderazgo

En ese ambiente de cooperación para resetear las relaciones políticas y económicas internacionales, se está poniendo en evidencia que no va a ser tan fácil recomponer las grietas que se han abierto en los últimos años. Las intervenciones, el lunes, del presidente de China, Xi Jinping, y ayer del máximo dirigente ruso, Vladímir Putin, han confirmado que el mundo está inmerso en una dura pugna por el liderazgo político, militar, económico y tecnológico y que las buenas palabras no están pudiendo esconder los enfrentamientos por el poder mundial.

El martes fue el turno de los líderes europeos y las alemanas Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, y Angela Merkel, canciller de Alemania, lanzaron mensajes claros y directos a China y Estados Unidos sobre cómo deben ser las nuevas relaciones internacionales. La vieja Europa se juega mucho en el diseño de los nuevos equilibrios mundiales y ambas requirieron a Biden cooperación para poner coto al poder de las grandes empresas tecnológicas y a Jinping, mayor transparencia en las relaciones internacionales.

A estas alturas, parece claro que Europa, Estados Unidos y China tienen ideas muy diferentes sobre lo que significa el multilateralismo. Las dos grandes potencias aseguran que están dispuestas a recuperar las grandes instituciones (Biden ya ha anunciado su vuelta al Acuerdo del Clima de París, a la OMS y a la Organización Mundial de Comercio), pero siempre se han reservado una posición de privilegio sobre las grandes decisiones internacionales, en defensa de sus intereses nacionales. Son conscientes de un poder que no quieren compartir; sobre todo, el presidente chino, que ha aprovechado los disparates de los cuatro años de mandato de Trump para ganar posiciones en todos los órdenes. El último ejemplo es el acuerdo de cooperación firmado con la UE el día antes de la toma de posesión del nuevo presidente de EEUU.

De todas las intervenciones que he escuchado hasta ayer, la de Angela Merkel es, sin duda, la que más fuerza ha transmitido. Era una despedida más de los foros internacionales y aprovechó para fijar la posición que debe tener la Unión Europea en el reinicio del mundo, y el papel que seguirá jugando Alemania en la política europea. No se cortó a la hora de criticar la opacidad de China desde el inicio de la pandemia, e incluso la falta de transparencia de la OMS, aunque con esa diplomacia que ella sabe utilizar.

Aunque el mensaje más potente, compartido con Von der Leyen fue en defensa de un multilateralismo real, frente a las relaciones multilaterales de bloques que imperan en estos momentos. La canciller alemana defendió una vez más la necesidad de una Europa fuerte y unida para hacer frente a los enormes retos que tiene por delante. Una pena que se jubile este año.

El presidente español intervino el lunes, en un buen inglés, pero lanzó mensajes en clave excesivamente nacional. Pedro Sánchez planteó la necesidad de un nuevo contrato social y quiso presumir de las acciones de política social desarrolladas por su Gobierno durante el primer año de mandato. Voló un poco bajo para lo que se espera de los líderes internacionales en un foro como ése.

Sánchez tuvo además la mala suerte de que, un día después, el Fondo Monetario Internacional lanzó un jarro de agua fría sobre las optimistas previsiones de crecimiento económico de España en 2021. Frente al 7 por ciento de previsión de crecimiento del PIB este año anunciado por la vicepresidenta Nadia Calviño, el FMI lo dejó un 5,9 por ciento. El fuerte rebote previsto en los Presupuestos, tras la caída del 11,1 por ciento de 2020, se ha quedado en buenos deseos y, lo que es peor, dificulta aún más cuadrar las cuentas públicas.

Fuente: Javier Ayuso, Expansión, 28 de enero 2021

 

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